Estoy en la quietud de mi casa rememorando la CANTATA DE SANTA MARÍA DE IQUIQUE, obra maestra de Quilapayun que rememora la matanza de 3600 obreros de las minas de salitre de Chile en 1907, y recupero poco a poco la memoria de aquellos años de revolucionario que lamentablemente hay que volver a sacar del baúl del recuerdo y desempolvar los elementos y lar armas de la revolución, en defensa de los derechos que tanto y tanto nos ha costado lograr en tantos años y que a golpe de decreto Ley se nos está quitando.
Y me estremezco al practicar este ejercicio de memoria histórica porque la involución actual no es nueva: se ha repetido en el tiempo y en diferentes espacios, fue en Chile en 1907, y con Pinochet en 1973, fue en España con la minería Asturiana y después con el asalto al poder de los militares rebeldes en el 36, y muchos, muchos otros caso que no quisiera aquí recordar. Pero que siempre ha tenido un denominador común en el objetivo a reprimir: el obrero, la clase obrera, masacrada, vilipendiada, perseguida, sin derechos, sin vida... porque como la propia cantata indica, "no hay que ser pobre, amigo, es peligroso!.
Lo que más me ha impresionado, es que la cantata fue presentada tan solo tres años antes del golpe militar de Pinochet y el mensaje final es claramente premonitorio: " Quizás mañana o pasado o bien, en un tiempo más, la historia que han escuchado de nuevo sucederá, es Chile un país tan largo, mil cosas pueden pasar si es que no nos preparamos resueltos para luchar."
Es un país tan largo Chile, como España, Siria, Grecia, Túnez, Egipto...
Es la noria de la Historia, que nos obliga a los viejos a aprestarnos de nuevo a luchar por la recuperación de nuestros derechos y a los jóvenes a revolverse contra el poder involutivo y establecido en la conciencia de que un mundo mejor sigue siendo posible.
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